Un 22 de agosto de 2016 la activista medioambiental Macarena Valdés, conocida como “la negra”, era encontrada muerta en su domicilio en la comunidad mapuche de “Newen”, localidad de Tranguil, comuna de Panguipulli, en lo que rápidamente para los organismos del estado se trataba de un suicidio, pero que para familiares y cercanos era claramente un asesinato dado el contexto de lucha que tenían en contra de la empresa de capitales austriacos y chilenos “RP Global” y las amenazas recibidas por oponerse a la intervención del territorio, tesis de homicidio que ahora es reforzado por el perito de la Corte Penal Internacional.
El patólogo John Clark es un referente mundial en medicina legal, en su informe sugiere, que a la luz de la evidencia disponible, “Valdés murió no por ahorcamiento suicida, sino por estrangulamiento por ligadura, con un objeto que alguien más sostenía alrededor de su cuello y lo apretaba con fuerza”.
Lo primero que destaca Clark en su informe –solicitado por la parte querellante y que en los próximos días será presentado ante la Fiscalía– es “la falta de una descripción detallada de cómo fue encontrada muerta” Valdés. Esto, a su parecer, “hace que la interpretación de los hallazgos post mortem sea difícil”.
En este mismo sentido el legista británico planteó: “La cuerda implicada como la usada no tenía una ligadura típica para colgarse, ya que era excesivamente larga y no tenía un nudo obvio. Incluso, si este último fue cortado en el momento de bajar el cuerpo, ¿por qué no se hicieron comentarios en el informe de autopsia ni se incluyó alguna fotografía?”. La autopsia fue realizada por el doctor Enrique Rocco, del SML de Valdivia, sobre el que pesan denuncias de severas irregularidades en su práctica profesional.
Pese a las deficiencias de las pericias que tuvo a la vista, Clark emitió un veredicto científico sobre la base de los elementos disponibles. En sus conclusiones advirtió respecto a la existencia de signos atípicos que permiten considerar la participación de terceros en la muerte de Valdés.
Luis Ravanal perito nacional agrega –en entrevista con revista Proceso de México – que “una marca de ligadura horizontal en el cuello detrás de la oreja no es concordante con una suspensión por ahorcamiento sino con una estrangulación. Y eso es lo que tenía Macarena Valdés: la superposición de dos marcas con distinto patrón: una horizontal de estrangulación; y otra con un trayecto ascendente, sin signos de vitalidad, concordante con ahorcamiento post mortem”.
Fuente; RVF