El origen del “día del joven combatiente” nace de una decisión política del MIR para rescatar la caída en combate de sus jóvenes militantes (Eduardo y Rafael Vergara, Paulina Aguirre y Mauricio Maigret) y la de todos los jóvenes de diferentes organizaciones revolucionarias que a pesar de su corta edad decidieron enfrentar a la dictadura y entregarse por completo a la defensa de su Pueblo. Pronto la fecha encontró los saludos de solidaridad y fraternidad de otras organizaciones políticas como el FPMR y el MJL, quienes, al igual que el MIR, en su lucha contra la Dictadura y su legado, perdieron a varios/as jóvenes pertenecientes a sus filas. De este modo el “Día del joven combatiente”, pasó a convertirse en un ritual de lucha y de unidad revolucionaria en donde se ponían en práctica la resistencia: “Evitar que la represión entrara a la población y al sector y demostrar autonomía y el ejercicio del poder popular”.
Durante la víspera, la diferentes organizaciones establecían coordinaciones territoriales y ponían en marcha una serie de talleres de formación política y física, con el fin de preparar, de la mejor forma a los cuadros políticos, a esto se agregaba un llamado (a través de propaganda) a jóvenes sin militancia y al conjunto de pobladoras, pobladores y estudiantes. Algunas organizaciones -de manera interna- incluso ordenaban una estricta dieta, carente de alcohol y drogas -muy presentes en las poblaciones- mismas que encontraron gran ayuda en las autoridades para su fuerte entrada en los territorios, por lo que se establecía un principio político de concentización y de evitar “distractores” en el combate. Al terminar la Dictadura y llegados los gobiernos de la Concertación, la decisión de mantener el día y reivindicar la lucha se mantuvo, si bien algunas organizaciones entraron en un proceso de descomposición interna propio del cambio de periodo, la fecha pasó a ocupar un sentido trascendente de unidad y de denuncia, esta era: “La Concertación y la democracia pactada solo es la continuidad de la Dictadura”, por lo cual, la fecha, tenía vigencia y sentido.
Con el paso de los años, las organizaciones revolucionarias se fueron resintiendo de los golpes represivos, ahora por parte de la OFICINA en plena “democracia”, y del cambio de escenario político a nivel mundial. En ese contexto la descomposición ideológica y política se fue haciendo evidente, sin embargo ciertas prácticas, incluyendo la fecha del “29”, se mantuvieron para sostener, a modo de agitación y presencia (para algunos simbólica), la decisión de lucha y de no aceptar una democracia pactada y que no solo administraba el legado de la Dictadura, sino que lo legitimaba sin vergüenza. Así, nuevas generaciones fueron conmemorando la fecha, algunas ya no bajo la dirección de las organizaciones revolucionarias y poco a poco fue perdiendo un sentido político claro, que en la acción misma lograba unidad en los territorios, por lo cual el apoyo de los/as pobladores/as era importante, pues ayudaba a la politización, pero a pesar de aquello, su politicidad -si se observa- sigue ahí presente.
Ninguno de los 4 jóvenes originalmente conmemorados, a los que tristemente con los años se han sumado otros, no lucharon ni dieron su vida porque sí, más bien, entregaron todo por un proyecto, por una sociedad que buscaron hasta el último aliento. Y no fue únicamente la lucha frontal contra el sistema dictatorial el cual lograron, en parte, terminar, sino también por la construcción de una sociedad sin clases y donde no se permita la explotación ni opresión de ninguno por sobre otro.

Es por ello que si bien la fecha se ha ido desvirtuando, es deber de cada cual que reivindique la lucha de los/as jóvenes combatientes rescatar la historia y darle un sentido profundo, en donde el principio de lucha anti capitalista -fuera de la institucionalidad- esté presente y trascienda al de una noche de catarsis en donde prime el individualismo para llegar al día siguiente a lo mismo de antes. De este modo, no hay que olvidar que la cara de la explotación es la represión y el rostro de las y los revolucionarios es la bravura y el amor profundo al pueblo, de carácter consecuente y cotidiano, parte intrínseca de una lucha revolucionaria y anti capitalista.
Extracto tomado de Radio Villa Francia