Algunos simplemente al leer el título podrían decir que “el chiste se cuenta solo” y es que el actual Senador UDI por el Maule desde 1994, Hernán Larraín, no destaca precisamente durante su trayectoria por ser un defensor de los Derechos Humanos, ni mucho menos alguien comprometido con la justicia, al menos no para quienes poseen una condición de clase distinta.
Su nombramiento fue otro de los muchos que anuncian una contradicción respecto a lo que es y siempre ha sido el discurso de la derecha chilena, ese que habla de acuerdos y dialogo pero que en los hechos es confrontación e imposición de lo que es Chile desde la dictadura cívico-militar.
Los cuestionamientos a su nombramiento como titular de la cartera de Justicia y Derechos Humanos no son algo antojadizo, y es que siempre se ha vinculado con el sector que fue más leal al dictador Augusto Pinochet, integrando desde sus orígenes al movimiento gremialista, incluso su mentor fue el mismo Jaime Guzmán (cuyo ajusticiamiento marcó su ingreso a la UDI), el cual lo habría instruido en Colonia Dignidad, lo que lo llevó a ser parte de la Corporación de amigos de Colonia Dignidad, hechos que muestran su profundo rechazo a los derechos humanos llegando al punto incluso de defender a Paul Shäfer, y a la secta religiosa que lideró, cuando éste había sido acusado de diversos crímenes de abuso sexual y de colaboración en la eliminación de opositores en la Dictadura cívico-militar.
Hecho culmine de lo anterior fue el requerimiento presentado junto al mismo Guzmán y otros 15 senadores UDI y RN ante el TC para que no se le quitara la personalidad jurídica a esa institución y su acusación de montaje y acusaciones falsas a las demostradas violaciones de los derechos humanos, abusos sexuales, secuestros, torturas, detenciones ilegales y posesión de arsenal químico y militar que se encontraba en el reducto alemán, opinión que fue grabada por “informe especial” y que le pena hasta hoy.
Al negro capitulo anterior se le agrega otro más actual, en el cual se demostró que la justicia no es igual para todos, cuando en 2011 un sobrino era investigado por tráfico de cocaina. Benjamín Echeverría Larraín de 41 años, hijo de su hermana, fue descubierto con unas 20 mil dosis de cocaína de alta pureza – la cual traía desde Perú y comercializaba en Las Condes, Vitacura y Barnechea- y 7 millones de pesos en efectivo en su domicilio en Las Condes, por parte del OS-7 de Carabineros.
La condena contra el sobrino de Larraín solo alcanzo los 5 años bajo el beneficio de libertad vigilada, pese a que la fiscalía pedía 10. Incríblemente se descubrió que durante la tramitación de la causa, el 05 de diciembre de 2011, contradiciendo sus declaraciones sobre el caso de que “la justicia tiene que hacer lo que corresponda, sin distinción alguna”. Hernán Larraín habría intentando ayudar a su sobrino apelando a que era parte de su familia además de señalar que en ese entonces se juntaban los domingos. El parentesco también fue hecho saber por Echeverría Larraín a carabineros durante el momento de su detención, según detalló la Fiscalía.
Importantes hechos para tener en cuenta sobre lo que hay que esperar del futuro Ministro de justicia y Derechos Humanos de Sebastián Piñera, el cual, dicho sea de paso, ya confirma su convicción en torno a mantener la impunidad de los criminales de lesa humanidad anunciando que mantendrán abierto Punta Peuco para según él “tratar de subsanar las heridas del pasado, buscando la reconciliación y asegurando que se haga justicia en los casos” pero “toda vez que corresponda”.