Más allá del uso mercantilista en el que se ha convertido la imagen de Pablo de Rokha, algo común en este sociedad de mercado que descontextualiza la obra y la vida de muchos personajes destacados para despolitizarlos y terminar por transformarlos así en objeto de consumo, quisimos rescatar al poeta de forma más íntegra, reivindicarlo como el revolucionario indignado que, en palabras de A. Lavquen, “escribió más de cuarenta y dos libros además de sus ensayos y artículos. Que desde la publicación de Los gemidos (1922), su primer volumen, se enfrentó a una crítica feroz, incluso malintencionada, que no podía aceptar que a través de la poesía se denunciara la injusticia social y la usura con acento revolucionario y sin eufemismo alguno. Pablo de Rokha fue un indignado, tan indignado como los que hoy se manifiestan en el mundo contra el capitalismo.”
Sus inicios
Un 17 de Octubre de 1894 nace Carlos Díaz Loyola, mas conocido como Pablo de Rokha. Vivió, adoleció, se esmeró, recorrió y así, palpito el pueblo en su corazón.
Nació en Licantén en la Provincia de Curicó, Región del Maule, tierra campesina. Hijo de Laura Loyola y de José Ignacio Díaz, quien trabajo en diversos trabajos, tales como administrador de fundos o Jefe de aduanas y de límites cordilleranos. Sus biógrafos señalan que sus padres provenían de una familia latifundista empobrecida.
Carlos como hijo mayor, acompañaba a su padre en los viajes, y es así que conoce a arrieros, campesinos, asaltantes y cuatreros. Por razones del empleo de su padre vive 6 años en Lonquimay donde estudia. Luego se traslada y estudia en el Seminario Conciliar de San Pelayo, donde cursa el quinto año de humanidades. Sus compañeros dicen que fue expulsado por ateo y rebelde, quienes lo apodaban el Amigo Piedra, se dice que por su carácter y su lugar de origen (Licantén significa en mapudungun, tierra de hombres de piedra).
Se trasladó a Santiago y se matriculó en la Universidad de Chile para estudiar derecho o ingeniería, pero prontamente abandona los estudios, los cuales sin embargo, le permitieron conocer a jóvenes poetas. Ingresó a trabajar como periodista al diario “La Razón” y “La Mañana”.
En 1914, estando en Talca, recibió el poemario: “Lo que me dijo el silencio”, firmado por Juana Inés de la Cruz, primer seudónimo de Luisa Anabalón Sanderson, quien dos años después se convertirá en su esposa y adoptará el nombre literario de Winett de Rokha.
El Chile de Rokha
Pablo de Rokha llega a la juventud en un Chile, con dominio de los monopolios imperialistas (ingleses principalmente en esa época) y en donde el latifundio y los negocios de los grandes burgueses sacaban hasta la última gota de sudor del pueblo. Por otro lado es también es la época en que surge la clase obrera, que prontamente se organiza y lucha por la defensa de sus intereses de clase. En este camino el triunfo de la Revolución Rusa, no dejó indiferente a nadie y significo una guía para la clase en todo el mundo.
Este camino fue tomado por los obreros chilenos que fundaron el Partido Comunista, como sección de la Tercera Internacional en 1922. Hecho que marcaría la vida del poeta. En la década de los 30, adhiere al marxismo-leninismo y luego se suma al partido.
Su recorrido poético
Un poco antes en 1920, Pablo de Rokha había adherido al anarquismo, vivió en Santiago con su esposa Winett, publicó sus primeros libros y se ganaba la vida con la compra y venta de productos agrícolas. En 1922 publica su libro Los Gemidos. De Rokha inició la búsqueda de lograr una poesía que hablara de la situación del pueblo latinoamericano.
Entre 1922 y 1927 residen en San Felipe y Concepción. Es un momento de crisis política, se suceden grandes movilizaciones populares y cambios de gobiernos en el viejo estado. Es la época del ascenso del fascismo y el poeta acusa recibo tomando posición activa en su contra. Es uno de los primeros en adoptar una actitud militante a través del periódico “La Opinión” en 1932. Sus artículos estaban llenos de crítica social y aspiraba a que su poesía fuera un canto de trinchera. Critica con legua de fuego el oportunismo político y artístico de Pablo Neruda y otros. Señala la necesidad de asumir un total compromiso con la causa del pueblo y la necesidad de la revolución.
En febrero de 1933 escribe en la Revista Vanguardia de la Unión de Escritores Revolucionarios y Proletarios, acerca del Arte Proletario, en 1934 escribe el poema Imprecación de Lonquimay denunciando la represión contra los campesinos del Levantamiento de Ránquil de ese año, en una zona que conoce bien, Lonquimay. En 1936 Winett de Rokha publica el libro Cantoral donde están sus poemas: “Niños de la URSS” y “Lenin”.
En 1937 publica imprecación a la bestia fascista; Canto al ejército rojo en 1944. En 1963 reafirma sus posiciones revolucionarias con el poema “Canto de fuego a China Popular” y “China Roja” en 1964, después de una visita al país socialista. En 1965 publica Estilo de Masas. Ese mismo año le dan el Premio Nacional de Literatura, del cual señaló: “llegó demasiado tarde, casi por cumplido y porque creían que ya no iba a molestar más”.
Pablo de Rokha fue un artista comprometido, defendió las posiciones de obreros, campesinos y mapuches. Adoptó las ideas comunistas y revolucionarias. Supo reconocer las posiciones justas, desde una vida sencilla, convirtiéndose en un poeta proletario al servicio del pueblo.
(Tomado de periódico el pueblo)
Versión corregida de artículo del Periódico El Pueblo N° 40 – Octubre de 2015.
Revisa también la Película documental íntegra sobre la figura del poeta chileno Pablo de Rokha. El filme, que se estrenó en marzo de 2010 en Santiago de Chile, dirigida por Diego Meza.
Pablo de Rokha, El amigo piedra.