En un nuevo reportaje de CIPER se revela como fue que operaba el sistema para eludir impuestos por 47 exitosas empresas durante los 90′ ligadas a empresarios como Sebastián Piñera y los dueños del Grupo Penta, sociedades vinculadas a Andrónico Luksic, los hermanos Abumohor, los hermanos Calderón, los Gálmez, Andrés Navarro, José Said y varios de los controladores de Falabella (los Cúneo Solari, Cortés Solari, Solari Falabella), entre otros, los cuales comprando empresas que había quebrado y arrastraban importantes perdidas pudieron eludir el pago de impuestos en una operación que planeaba evadir $1 billón de pesos aproximadamente y que solo fue evitado en parte por el SII luego de una investigación de casi una decada que no logró neutralizar todas las operaciones.
Parte de la investigación señala;
Entre 1990 y 2004 todos estos dueños de empresas prósperas buscaron hacerle creer al SII que no tenían utilidades y, por lo tanto, que no tenían que pagar impuestos. Incluso, en algunos casos, pedían devolución de impuestos pagados en años anteriores. Para concretar ese engaño, compraron pérdidas por $6 billones 845 mil millones (casi 10 billones de hoy con el IPC ajustado), que provenían de empresas quebradas en los años 80, conocidas hoy como empresas zombis.
Así por ejemplo, la “zombi” de Sebastián Piñera, Compañía de Industrias y Desarrollo (que arrastraba $39 mil millones de pérdida), se acreditó que permaneció inactiva 10 años desde su quiebra hasta 1994, cuando la compró el ex presidente y la fusionó con varias de sus empresas prósperas. Entonces, la rebautizó como Inversiones Bancard Limitada.
A partir de 1996, Piñera empezó a usar la pérdida de la Compañía de Industrias y Desarrollo para disminuir las utilidades de sus empresas sanas. Borró $3 mil millones en 1996; luego, $2 mil millones en 1997; $17 mil millones en 1998; $15 mil millones en el año 2000 y así sucesivamente hasta agotar toda la pérdida de la zombi que compró en $817 millones.
Todo esto lo reconstruyó el equipo del SII en 2004 y concluyó que era un abuso de la ley. Pero al momento de cobrarle a Sebastián Piñera, el SII no pudo considerar toda la operación (los $39 mil millones), porque la mayor parte estaba prescrita, asegura la investigación periodística.
En 2001, por su parte, la “zombi” del Grupo Luksic declaró una descomunal pérdida de $75 mil millones, el mismo año en que el holding tuvo al menos $241 mil millones para tomar el control del Banco de Chile, comprando acciones del Grupo Penta y de los controladores de Falabella. También aparece el Grupo Luksic con la compra de una “zombi” con $76 mil millones en pérdidas.
El Grupo Luksic estaba ya entre los más ricos de Chile cuando se ahorró una gran cantidad de impuestos gracias a su “zombi”. A través de Inversiones Hidrosur (representada por Andrónico Luksic Craig), debería haber pagado $9.932 millones en tributos entre 2000 y 2004, según un informe del Departamento de Delitos Tributarios del SII. Pero, de acuerdo a los datos obtenidos por Ciper, el grupo sólo pagó $163 millones en impuestos de primera categoría, apenas un 1,6% de lo que debió haber pagado.
Los vendedores de estas acciones, a su vez, pese a la gran suma que recibieron también registraron grandes pérdidas tributarias en 2001, gracias a sus respectivas zombis. Empresas Penta, por ejemplo, declaró $54 mil millones en pérdidas, según una investigación anterior de The Clinic.
Respecto a la zombie de Juan Cuneo. Inversiones Hidrosur, la zombi del Grupo Luksic, aparece mencionada en varios documentos relacionados con la compra de acciones que le permitió a ese grupo tomar el control del Banco de Chile en el año 2000. Lo interesante es que entre los vendedores de acciones también había zombis. Los dueños del Grupo Penta, que le vendieron el 16% de las acciones del Banco de Chile, usaron en esta operación la zombi Río Teno. Otro de los vendedores, Juan Bautista Cúneo Solari, ex presidente de Fallabella, participó en esta operación con su zombi Inversiones Hispana (ver documento).
Creada en 1979, Inversiones Hispana era propiedad de Pablo Plá Parés, uno de los socios del Banco Español-Chile, el que quebró en la crisis de los ‘80. Cúneo la compró en 2001 junto a su esposa y sus hijas, y al año siguiente la usó para absorber una de sus sociedades clave: Juan Cúneo y Cía.Ltda. Con esa fusión, la zombi que sólo tenía pérdidas, recibió una inyección de capital de $18.350 millones. En los documentos a los que CIPER accedió se constata que Inversiones Hispana declaró ante el SII una pérdida de arrastre de $57.344 millones y ya en manos de Cúneo, éste solicitó una devolución de $1.839 millones de impuestos pagados con anterioridad. El SII rechazó esta operación completa e hizo pagar a la empresa $277 millones.