Para dar respuesta a esta interrogante se hace necesario ir más allá de las cursilerías con que a diario nos invaden los medios de comunicación, y considerar el asunto dentro del contexto social en que nos encontramos. En primer lugar resulta claro que l@s niñ@s que son obligad@s a ingresar a esta institución son, antes que nada, pobres (NO de “escasos recursos”, sino lisa y llanamente pobres). En este sentido, cualquier análisis razonable que se pretenda hacer al respecto, debe partir desde esta condición. Ser pobre en Chile es, además de un estigma, un peligro, pues contra la violencia estructural que los priva del derecho a trabajar, alimentarse, abrigarse, educarse o tener un lugar donde vivir, muchos pobres -incluid@s nin@s- se rebelan.
¿Qué sentido tiene la existencia de una institución como el SENAME en este contexto? Resulta claro a estas alturas que el primer y más importante rol social que cumple el SENAME es someter a niñ@s pobres a una lógica carcelaria, que les impida rebelarse contra la violencia de un sistema económico que los obliga a la pobreza. A este respecto, cabe criticar la artificiosa e infundada separación que se pretende establecer entre niñ@s “vulnerad@s” e “infractores” o “delincuentes”, pues un niño o niña que delinque es antes que nada, un niño o niña vulnerado en sus derechos.
Sin embargo, las condiciones objetivas de funcionamiento de los centros del SENAME, obliga a considerar que además de una lógica carcelaria, se impone una lógica manicomial. En efecto, cualquier forma de resistencia a las condiciones de abuso o vulneración que viven l@s niñ@s tanto dentro como fuera de los centros, es interpretada por la institución psiquiátrica como síntoma de un trastorno. Prácticamente la totalidad de l@s niñ@s han sido diagnosticados con alguna patología psiquiátrica (trastorno bipolar, depresión, hiperactividad, esquizofrenia, etc.) y, correspondientemente, tod@s han sido sometid@s al consumo de las más diversas drogas psiquiátricas (antipsicóticos, antidepresivos, ansiolíticos, etc.). La hipocresía respecto al consumo de drogas en niñ@s resulta aquí aún más evidente, pues se prohíbe y castiga el consumo de drogas declaradas ilícitas por “constituir un serio daño a la salud”, mientras, se legitima, valida y fomenta el uso de drogas psiquiátricas, no solo como tratamiento de aquellos supuestos trastornos diagnosticados, sino como forma recurrente de sometimiento físico o simple castigo. De hecho, resulta una práctica habitual el privarl@s bruscamente de su consumo para hacerlos experimentar los efectos negativos de la abstinencia.
La propia industria farmacéutica (gran promotora y beneficiaria del uso de fármacos psiquiátricos y de toda índole) declara explícitamente los efectos nocivos del uso, abuso y abstinencia del consumo de drogas psiquiátricas, que muchas veces superan con creces los tan demonizados efectos de las “drogas de la calle”, y que van desde insomnio, mareos, vómitos, taquicardia, hasta muerte súbita o inducción al suicidio. Sin duda, NO es por el mal uso de drogas psiquiátricas que mueren niños en el SENAME, sino precisamente por su buen uso, y el caso de Lissette Villa constituye solo uno (el más mediatizado y aprovechado políticamente quizás) de muchos casos encubiertos, invisibilizados o que simplemente no fueron registrados.
Frente a estos antecedentes, la pregunta relevante no es por qué mueren niñ@s en el SENAME, sino por qué no se mueren tod@s, pues frente a las actuales formas de sometimiento al interior de los centros, están dadas las condiciones para que todos mueran. De hecho, esta es una de las principales razones que día a día moviliza a cientos de niñ@s a rebelarse y escapar de la institución, ya que encuentran mejores posibilidades de sobrevivir afuera que adentro.
En definitiva, el SENAME representa y perpetúa un sistema que criminaliza y patologiza la pobreza, encubriendo la violencia estructural de un sistema económico totalitario e injusto que genera pobreza mediante el saqueo capitalista de todos los recursos naturales; la esclavitud del endeudamiento; la vergonzosa distribución de los recursos; el lucro de todos los derechos sociales; etc.
Frente a este escenario, luchamos por:
¡Terminar con el SENAME! Una institución carcelaria y manicomial que se disfraza como defensa de los derechos del niño.
¡Terminar con la criminalización de la pobreza!
¡Terminar con la patologización y La farmacologización de los niñ@s!
¡Las drogas psiquiátricas matan niñ@s al interior del SENAME!
¡La pobreza no es un problema psiquiátrico, sino un problema político!
Firma
“Campaña Por una Niñez Libre de Drogas Psiquiátricas”
(Fuente Radio Villa Francia)