¿Cómo se gestó éste reajuste al sueldo mínimo de hambre en Chile?.

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El primero de julio se vuelve a reajustar el sueldo mínimo (ingreso mínimo mensual = IMM), aumentando en $6.000 para alcanzar los $270.000, en lo que es la tercera parte del reajuste gradual al sueldo mínimo de los 4 acordados que debían producirse en 18 meses, para alcanzar finalmente el 1° de Enero de 2018 los $276.000, en lo que fue conocido como el segundo reajuste al salario mínimo más bajo en 25 años.

Corría el 23 de Junio de 2016 y tras una larga discusión por el reajuste del sueldo mínimo enviado por Ejecutivo al Congreso, el proyecto corría el riesgo de no llegar a buen puerto para el Gobierno, pues la bancada del Partido Comunista (PC) y la Izquierda Ciudadana (IC) “en nombre de los trabajadores” anunciaba que no aprobarían en su tercer y último trámite legislativo el guarismo de reajuste del sueldo mínimo, por no haberse escuchado ni a la CUT ni a los trabajadores de Chile.

Así en la página de la Diputada del PC Camila Vallejo se leían algunos de los argumentos en contra de tan precario reajuste: “no pueden conceder por ley un salario mínimo que no protege el alza del costo de la vida y un básico sentido de incremento para que no siga habiendo, como dicen todos los estudios, tantos trabajadores aportando de gran manera a la economía, pero que tienen ingresos que están por debajo de la línea de la pobreza” apuntaba el Dip. Carmona a lo que el Dip. Aguiló agregaba “la bancada lo estudió y este es un reajuste muy precario, Chile es uno de los 10 países más desiguales del mundo, Chile es un país que la gente con contrato y que gana el salario mínimo está aún bajo los niveles de pobreza, nosotros creemos que podemos tener un mejor reajuste“[i]

A pesar de lo anterior y la clara intención de rechazar el proyecto para así forzar al Gobierno a negociar un reajuste más alto, en menos de 24 horas la bancada PC- IC cambió de postura y terminó por otorgar los votos[ii] necesarios, para lo que es el segundo reajuste del sueldo mínimo más bajo en 25 años, todo debido a las presiones desde La Moneda y la de los propios parlamentarios de la Nueva Mayoría hacia sus pares del PC – IC, como la que expresó el jefe de bancada de la Democracia Cristiana de entonces Fuad Chahin; “Ellos tienen que tomar una decisión: o son parte del gobierno o dan un paso al costado, éstas conductas son simplemente inaceptables”[iii]

Un sueldo mínimo que no alcanza para nada

Economistas de la Fundación Sol haciendo uso de éste nuevo reajuste calcularon para lo que podría alcanzar un sueldo mínimo en la Capital y concluyeron que éste alcanzaba, descontando 58 mil pesos aproximados por concepto de leyes sociales (cotización de pensión, salud y seguro de cesantía), para 1 kilo de pan por todos los días del mes, ir y volver del trabajo en TranSantiago por 23 días y que quedaban libres para arriendo solo $140.000[iv]. Para Talca si hacemos el ajuste del precio de la locomoción, tenemos que lo disponible para arriendo aumenta a $151.040 y así se puede hacer para cada ciudad de nuestra Región.

La realidad de los sueldos de los trabajadores en Chile y el Maule

Según un estudio realizado por Fundación Sol en base a los datos arrojados por NESI 2015, en Chile el 70% de los trabajadores gana menos de $500.000, el 50% de los trabajadores gana menos de $340.000 y el 25,1% de los trabajadores ni siquiera alcanzan el sueldo mínimo pues ganan menos de $220.000. En la Región del Maule el panorama no es más alentador pues de los datos que arroja este estudio se puede asegurar que el 60% de los trabajadores por poco gana algo más del mínimo llegando a los $306.243 pero aún más grave es que el 70% gana menos de $381.548[v]. No por nada, nuestra Región es segunda en pobreza según ingresos, alcanzando un 18,7% de personas en esta situación a nivel nacional.

En marzo de 2016 se daba a conocer un estudio del INE encargado por el Gobierno que medía el costo de la vida en las distintas capitales regionales de Chile arrojando que Santiago, con $685.368, era la ciudad más cara para vivir y Talca la tercera más barata con un costo de la vida de $608.958[vi]. La variación de precios, explicaban expertos, se debía en parte al nivel más alto o bajo de ingresos de los trabajadores, por ello Talca era una de las ciudades más baratas. Entre otras cosas, el costo de nivel de vida, contrastado con el número de trabajadores que ganan lo suficiente como para costearlo, nos permite apreciar la brutal diferencia social que existe ya que solo el 20% de los trabajadores gana más de $650.000, el resto difícilmente podría en la mayoría de las ciudades de Chile vivir sin tener que endeudarse, al respecto el investigador Alexander Páez señala: “son los jóvenes y los adultos mayores quienes muestran mayores problemas de morosidad. Para las personas mayores de 70 años el número de morosos ha aumentado entre marzo 2015 y marzo 2016 en un 17%, con una morosidad promedio de 1,3 millones de pesos. A su vez, el 78% de los morosos corresponden a personas con ingresos inferiores a 500 mil pesos, y existen casi 700 mil jóvenes endeudados con la banca por créditos universitarios, donde el Crédito con Aval del Estado (CAE) explica el 85% de tales deudores”[vii]

El sueldo mínimo una discusión más allá de los simples números

Durante la discusión por el aumento al sueldo mínimo, muchos fueron los que abogaron para que se fijara uno más “ético”, entre ellos el Obispo de Rancagua Alejandro Goic, que señaló que para costear necesidades básicas, éste debía alcanzar los $400.000, sin embargo, muchas fueron las voces que señalaron que la discusión por el sueldo mínimo no debía reducirse solo al ingreso, sino que abordarse desde una mirada multidimensional, cómo lo sería estudiar la calidad del empleo que existe en Chile por ejemplo, y esto debe quedar en claro pues los sueldos no permiten que los hombres y mujeres sean libres y puedan así desarrollarse en otras actividades que no sean el trabajo. De ésta forma “[el] sueldo refleja una profunda inequidad, que se intenta subsanar a través de medidas socioeconómicas ‘parche’, como los bonos, pero que no generan transformaciones estructurales que permitan a las personas acceder a la igualdad de oportunidades” señalaba en 2016 la socióloga Carolina Franch.

En conclusión es innegable que el sueldo mínimo no es suficiente para que una persona pueda vivir un mes, ya que no cubre ni siquiera la comida que necesita para recuperar las fuerzas que utiliza en su trabajo y si bien un porcentaje gana más que el sueldo mínimo, es en una cantidad diminuta que igual lo deja en situación de precariedad.

En todo nuevamente se observa como la razón por la cual no se ha mejorado el nivel de ingresos de los trabajadores es la nula falta de voluntad política, que en el discurso dicen estar por los trabajadores pero que en los actos siempre terminan favoreciendo los intereses de los grandes grupos económicos, que están presionando para que ninguno de sus privilegios sean disminuidos, amenazando, cada vez que se toca el tema del ingreso mínimo con que desembocará en un aumento en la cesantía o bien que el mundo está en crisis, cuando en los hechos, el nivel de ganancia de sus negocios nunca baja y en parte es gracias a que pueden darse el lujo de contratar por bajos sueldos y en diversas modalidades de empleos precarios (subcontratación o suministro de trabajadores) además de existir formas de poder aislar a los trabajadores para evitar la formación de sindicatos o bien para que éstos no representen una fuerza capaz de levantar alguna demanda reivindicativa, sumado a que los derechos colectivos como la negociación colectiva y la huelga, también se encuentran limitados en su ejercicio. Aun dándose los requisitos para hacer uso de estos derechos colectivos, no siempre se asegura llegar a buen puerto, producto de que toda la legislación laboral (y en especial gracias a la última reforma) más que asegurar un mínimo de derechos a los trabajadores, solo ha entregado más armas a “la patronal” y también, para que ocultarlo, la institucionalidad siempre que lo ha requerido el empresariado, recurre con Fuerzas Especiales para reprimir a los trabajadores, haciendo uso de la fuerza y violencia para obligarlos a volver al trabajo sin mejora alguna (como sucede hoy con la huelga de trabajadores de Lumibel en Pudahuel)[viii].

Por último agregar que mientras no cambie ésta realidad, mientras no se toque de raíz el problema de la distribución, el acceso a derechos sociales y a la propiedad de los medios de producción, mientras no se puje por cambiar el sistema que unos pocos se empeñan en mantener, difícilmente la pobreza y desigualdad se acabará, más difícil aún que consecuencias, como la delincuencia se puedan cortar de raíz.

[i] http://camilavallejodiputada.cl/ban…

[ii] https://www.camara.cl/trabajamos/sa…

[iii] http://www.elmostrador.cl/noticias/…

[iv] https://twitter.com/lafundacionsol/…

[v] http://www.fundacionsol.cl/estudios…

[vi] http://www.latercera.com/noticia/sa…

[vii] http://www.fundacionsol.cl/2016/07/…

[viii] https://www.facebook.com/fundacions…

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