Perdida de 34 millones de empleos en América Latina y el Caribe ampliará desigualdad social.

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Este miércoles la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó su segundo informe sobre el panorama laboral en tiempos de COVID-19, en el cual alerta por la necesidad de medidas urgentes ante la perdida de más de 34 millones de empleos en América Latina y el Caribe por el inminente aumento de la desigualdad social en lo que señalan es la región más afectada “a nivel mundial en términos de horas trabajadas y de ingresos laborales”.

Sobre el informe habló el Director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro. “Enfrentamos un desafío sin precedentes, el de la reconstrucción de los mercados laborales de la región, lo cual implica enfrentar fallas estructurales que se han agudizado con la pandemia, como son la baja productividad, la alta informalidad y la desigualdad de ingresos y de oportunidades de trabajo decente”.

Los resultados que exponen se encuentran en el segundo informe “Panorama Laboral en tiempos de la COVID-19: Impactos en el mercado de trabajo y los ingresos en América Latina y el Caribe ” que da cuenta de “la drástica contracción del empleo, de las horas trabajadas y de los ingresos”.

Si bien se habla de una reactivación de la actividad económica y retorno de la fuerza laboral Pinheiro advierte “el impacto de la COVID-19 en el trabajo y en las empresas fue enorme, y el camino por recorrer es largo. Es fundamental relanzar las bases para la reactivación de la economía con seguridad sanitaria asegurando condiciones favorables el funcionamiento de los negocios y para la creación de más y mejores empleos”.

Algunos datos relevantes del informe señalan que “34 millones de trabajadores perdieron su puesto de trabajo”, Agregando que la tasa de ocupados alcanzó un mínimo histórico de 51,1%, (5,4% menos que en igual periodo del año pasado) “las caídas en el empleo no se reflejaron completamente en aumentos en la tasa de desocupación debido a las masivas salidas de la fuerza de trabajo”.

Por su parte la fuerza de trabajo o transiciones a la inactividad se reflejaron en que la tasa de participación laboral registró una caída del 61,3% al 52,6% entre el primer y segundo trimestre de este año. Es decir, 32 millones de personas dejaran de ser económicamente activas.

Por su parte los desocupados en promedio para 9 países llegó a un 11,5%, 2,2% más que el primer trimestre de este año, y que el 94% de quienes salieron de la fuerza de trabajo a la inactividad se debe a la pérdida total de puestos de trabajo por la crisis de la COVID-19. “El 6% restante se traduce en aumentos en el volumen de personas desempleadas.”

El informe die sobre lo anterior que “Si la población que perdió su empleo hubiera permanecido dentro de la fuerza de trabajo (como desocupada) el impacto sobre la tasa de desocupación hubiera sido significativamente más elevado”. Además informa que si bien en algunos países ha disminuido la informalidad, esto es solo porque las personas pasan a una situación de inactividad ante las dificultades para trabajar.

La consecuencia negativa del escenario laboral es el aumento de la desigualdad “El déficit de trabajo formal se hará más evidente para ciertos grupos de trabajadores como, los jóvenes, mujeres y adultos con menores calificaciones“. Así en la región se han perdido en horas de trabajo alrededor de un 20,9% para los tres primeros trimestres de 2020, lo que es casi el doble a nivel mundial (11,7%.) y “los ingresos por trabajo se contrajeron en 19.3%”, muy por encima de la tasa mundial de 10,7% “Una diferencia que emerge con mayor fuerza en esta crisis es entre aquellas personas y familias que continúan percibiendo total o parcialmente sus ingresos y aquellas que no”.

Revisa también; 78% de hogares en Latinoamérica no resiste tres meses sin ingresos.

“Dado que los ingresos laborales representan, en promedio, entre el 70% y el 90% de los ingresos familiares totales, estas reducciones derivan en fuertes pérdidas en los recursos monetarios que obtienen los hogares con impactos significativos sobre los niveles de pobreza”.

Dice el informe sobre como afecta esto a distintos “grupos”; “Las contracciones en el empleo no han sido de igual magnitud para los diferentes grupos de población” “En todos los casos se observa que han sido las mujeres, más que los hombres, y los jóvenes (hasta 24 años), más que los adultos, los que han sufrido, en términos relativos, con mayor intensidad la pérdida de empleo”.

La advertencia es clara sobre la desigualdad social que aumentará aún más “esta crisis estaría exacerbando los elevados niveles de desigualdad existentes antes de la irrupción de la pandemia”. golpeando duramente a los sectores de la población de menores recursos, con empleos informales o en situación de desventaja y vulnerabilidad.

sobre las estrategias urgentes que deben adoptar los estado para mitigar los efectos negativos que muestra el panorama laboral deberían apuntar, dice la OIT a atenuar los “impactos y que apuntal[ar] la recuperación será clave. También es fundamental fortalecer la institucionalidad laboral, particularmente en lo que refiere a las políticas activas del mercado de trabajo” “la crisis abre la oportunidad para reestructurar las instituciones laborales y de la protección social” y de “estructurar una política de empleo integral que acompañe o sea parte de la estrategia económica de recuperación”.

Revisa el informe AQUÍ

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