Historias de torturas y vejámenes durante la dictadura cívico-militar en el Maule.

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Bastó un solo día para que el golpe conjurado entre militares y civiles contra un gobierno indefenso se hiciera de todo el poder, pero no siendo suficiente la demostración de fuerza que dejaron sentir sobre La Moneda, a la que incluso bombardearon, se dieron a la horrorosa tarea de aplicar los peores castigos imaginables, contra aquellos contra los cuales querían arreglar cuentas por atreverse a querer cambiar la sociedad desde la izquierda y también contra los que nada tenían que ver con posición política alguna, sembrando el miedo y destruyendo rasgos de lo que se puede denominar como humanidad, con el objetivo de imponer el proyecto económico, social y cultural basado en la desigualdad, la segregación, mercantilización, deshumanización y la explotación de la mayoría para beneficio de los privilegiados que vieron amenazada su posición por el empoderamiento de los trabajadores organizados.

A continuación presentamos algunos relatos sobre aquellos actos de tortura en contra de hombres, mujeres e incluso niños de los cuales quedó constancia en el informe oficial Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, en la Región del Maule.

Hombre, detenido en mayo de 1975. Relato de su reclusión en el Regimiento Chorrillos de Talca, San Clemente, VII Región:

[ …] me bajaron en un camino de tierra y me hicieron muchas preguntas, sobre todo lo que hacía yo en el colegio, qué hacía en mi casa, cómo se llamaban mis amigos, qué hacían mis hermanos, etc .. Yo contesté a sus preguntas, luego siento llegar otro auto que se estaciona al lado de nosotros, se baja un hombre y dice: éste es el huevón que andamos buscando, me tomó del pelo y me golpeó contra el auto, y me mencionó un nombre y si yo lo conocía, al responder que no, me dio varios golpes con un palo de coligüe en la cintura y en las piernas, caí al suelo, me pararon y me subieron al auto de nuevo. El mismo que me golpeó dijo: “Vamos no más, allá lo vamos hacer cantar a este huevón” [. . .]. Llegamos a un lugar que no pude identificar, porque estaba vendado. Me metieron a un cuarto y cuando estaba adentro me hicieron sacarme el pañuelo, que estaba lleno de sangre [. .. ] veo frente a mí a un militar de alto rango, éste me mira de arriba abajo y mueve la cabeza como queriendo decir ”puta la media pesquisa que hicieron mis agentes”. Ese militar era el comandante del Regimiento Talca [. . .].

Niña de 14 años, VII Región, 1973. Estuvo detenida 12 días en la cárcel sin registrar proceso

“Fui llevada a un recinto del Ejército y fui objeto de abuso sexual. Nos llevaron detenidas con mi hermana y una amiga. Yo fui la primera en ser interrogada. Me hicieron pasar a una pieza donde había tres milicos con su rostro tapado, tenían una bolsa negra en la cabeza , uno por uno me hacían preguntas, pero yo no sabía nada por lo tanto no podía responderle nada. Entonces uno de ellos se bajó los pantalones y sacó su pene y me obligó a que se lo tenía que enderezar con mi boca. Después vino el otro y el otro. En total fueron tres milicos que tuve que enderezárselo, el último se fue en mi boca, no sé quienes fueron o cómo eran porque estaban encapuchados. Lo único que sé es que mi vida nunca volvió o volverá a ser como antes, ya que en ese tiempo era solo una estudiante. Por lo ocurrido no pude continuar estudiando hasta ese momento (…) lo único que sé es que no puedo olvidar nada.”

Hombre, detenido en diciembre de 1973, mientras estuvo recluido en el Regimiento Chorrillos de Talca, VII Región, señaló:

[ … ] No contentos de mi aspecto desfigurado por los golpes, me arrancaron las uñas de ambos pies y a sangre viva me aplicaban corriente provocándome un gran dolor.

Hombre, detenido en octubre de 1973. Relato de su reclusión en la Escuela de Artillería de Linares, VII Región:

El militar llamó a un conscripto y le ordenó que me custodiara y me condujera hasta una gran sala donde había no menos de treinta personas detenidas. Estaban todos sentados en sillas de madera, vueltos hacia la pared. Minutos después llegó un militar con grado, quien escribió mi nombre en un pizarrón y anotó que yo debía pasar de pie toda la noche. En cuanto hubo cambio de guardia y el soldado que llegó dio la orden a los prisioneros de acostarse en el suelo, que era de madera, pero yo debía seguir de pie, sin derecho ni siquiera a apoyarme [ .. .]. Cerca de las 9 de la mañana vino un soldado a buscarme para ser “interrogado” [ …]. Después de un rato de golpes e insultos me preguntaron mi nombre, mi profesión y mi partido político, sin parar de darme golpes en todo el cuerpo, de la cabeza a las piernas [ .. .] el otro detective se acordó que yo había pasado toda la noche de pie y empezó a golpearme por detrás de las piernas, mientras se burlaba preguntándome si me quería sentar.

Mujer, detenida en septiembre de 1973. Relato de su reclusión en la 4′ Comisaría de Talca, VII Región:

Al entrar a la comisaría, casi al anochecer, escuché unos gritos desgarradores que provenían de algún lugar de adentro de la comisaría. El terror más profundo que puede sentir un ser humano me invadió al  reconocer que los gritos eran de mi hermano [ …]

Hombre, detenido en octubre de 1973. Relato de su reclusión en la Gobernación Marítima de Constitución, VII Región:

Mientras dos soldados me conducían, era un bulto sangrando, semi inconsciente, no supe cuándo me quitaron las esposas. Me arrojaron a un calabozo oscuro. Tirado en el piso, en la oscuridad casi absoluta, trataba de aclarar las ideas en mi mente, recordaba que en mi paso por la vida militar conocí oficiales y suboficiales de extraordinaria calidad humana y jamás sufrí un maltrato, todo lo contrario, hasta el día de hoy recuerdo con admiración y cariño sus nombres y grados. Perdí la noción del tiempo, mi cuerpo era un guiñapo, aún sangrando por la boca, sentía deslizarse sangre hacia mi ropa, pero no veía nada, tenía parte de mis dientes sueltos o rotos y un sonido intenso, penetrante, me atravesaba los oídos; trataba de no perder el conocimiento, hacía esfuerzos por ver algo; de pronto me asaltó un temor increíble, creí que estaba ciego. Quería incorporarme y mi cuerpo parecía estar desconectado de mi mente, creo que así me dormí o estuve inconsciente, no sé cuánto tiempo.

Mujer sobre violencia sexual;  VII Región, 1973

Al quedar detenida fui incomunicada en una sala donde luego me violó un soldado raso mientras me interrogaban. Me decían cosas horribles, me apuntaban el cuello con un sable y que iba a ser violada por una cuadrilla si no hablaba.

Niña de seis años ejecutada en su hogar; VII Región, 1973

El informe Rettig Señala que efectivos de carabineros llegaron hasta un hogar investigando los hechos de Paso Nevado allanando la casa de Hector Valenzuela, dándole muerte a él su cónyuge Hilda Velasquez y a su hija de seis años, Claudia Valenzuela dejando heridos a los otros dos hijos de cuatro y dos años respectivamente. La explicación oficial señaló que se había tratado de un enfrentamiento.

La Comisión estableció que los integrantes de la familia fueron ejecutados y que ya habían acordonado el lugar desde temprano, advirtiendo los carabineros a vecinos del lugar, que se quedaran en sus casas y no salieran señalando a un familiar cuando llegó al lugar, y aún con los cadáveres en la casa, que éstos se habían suicidado.

A su vez el informe Rettig en su Tomo I señala que solo en la Región del Maule desde el 11 de Septiembre hasta fines de 1973 se registraron 62 graves casos de Violaciones a los Derechos Humanos.

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