Mujer pobre relata como la iglesia evangélica “lavaba el cerebro” para cobrar el diezmo.

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Fue para Radio Bío Bío que una mujer de 58, asesora del hogar y ex evangélica, relató para el programa de Julio César Rodríguez de qué forma la iglesia evangélica obtenía el cobro del diezmo a sus feligreses, y otros donativos más, a través de los 30 años en que formó parte de lo que denominó que son verdaderas “sectas”.

Janette, de 58 años y parte de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, relató como es que por 30 vio y vivió en carne propia los distintos métodos utilizados por la institución religiosa para entregar el 10% de sus ingresos, e incluso de todo lo que vendía, hasta de mercadería si es que no tenía el dinero.

En parte de su relato señaló como incluso una vez compró una mediagua por medio del Hogar de Cristo y le hicieron pagar un décimo del total de la cuota mensual a la iglesia. “El pastor -cuando supo que yo la iba a vender (la mediagua) porque me había salido mi subsidio de mi departamento- me dijo ‘hermana, cuando usted venda esas mediaguas usted tiene que darme el 10%”.

Fue luego de ésto que le pidieron explicar de que forma la iglesia lograba que los seguidores llegaran a ese extremo a lo que respondió que si no lo hacías te acusaban de estar robándole a Dios “el diezmo es obligatorio entregarlo porque tú le estás ‘robando a Dios’ si no lo das”,afirmando que por años ella y otros eran sometidos a un “lavado de cerebro impresionante”.

Pero no solo el 10% de los ingresos era lo que debían dar, también señaló que debía dar dinero para la “ofrenda misionera” con la que el pastor de la iglesia a la que pertenecía viajaba por Estados Unidos, Uruguay, Brasil y otros países. Debía aportar a la ofrenda que pasaban pidiendo en un canasto en cada servicio, el cual se usaba para los gastos básicos del edificio como luz, agua y utensilios. Todo lo cual hizo desde los 20 años cuando ganó su primer sueldo “Si yo no tenía el diezmo y conseguía un poco de mercadería… de la mercadería tenía que sacar para darle a él (al pastor). Me dijo que si vendía un televisor tenía que darle el 10%”.

Fue un hechos puntuales los que finalmente la hicieron decidir abandonar la iglesia luego de 30 años soportando esa situación; “Es una barbaridad (…) era demasiado la plata que te piden”. “A veces dejaba de comprarle zapatos o cosas a mis hijos. Hasta que un día dije por qué yo tengo que darle a los hijos de él y no a mis hijos. Entonces decidí nunca más dar el diezmo”.

Además de los abusos económicos, cuenta que producto del miedo que infundían la iglesia evangélica, ella, llego a experimentar crisis de pánico “Todo es pecado, tú dices ‘en qué momento me siento salva para irme al cielo’ (…) más que iglesia, parecen sectas”. Por lo anterior debió pedir ayuda psicológica “Yo asemejaba que el viento y el tiempo malo… yo me iba a ir al infierno, así literalmente”.

Además el mismo programa de radio recibió el llamado de una persona que se identificó como el hijo de un expastor de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile de nombre Francisco y que vive en Melipilla, el cual respaldó lo señalado por Janette pero desde su posición como tesorero y oficial diácono de la iglesia que administraba su padre asegurando conocer “claramente como funciona la administración y la gestión dentro de cada empresa… dentro de cada iglesia. Y digo empresa porque -en el fondo- hoy día las iglesias evangélicas se han transformado en una empresa”.

Lo más grave señalado por Francisco, que califico como “tema desagradable”, se refiere a la rendición de cuentas que los pastores hace cada año a sus feligreses, pero cuyos datos son manipulados a su antojo “Por la ignorancia de los hermanos dentro de una iglesia no son capaces de exigir transparencia en la rendición de cuentas… porque un pastor rinde cuentas de acuerdo a lo que él estima conveniente”.

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