Fue en una jornada histórica para el proceso revolucionaria de Cuba que en su segunda sesión, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba eligió a su nuevo presidente: Miguel Díaz-Canel, quién sucederá a Raúl Castro a la cabeza de un nuevo gobierno y un nuevo periodo de la revolución bajo la consigna de ser la continuidad y de que no habrá “espacio para quienes desean una restauración capitalista”.
Luego de que en 2017 Raúl Castro anunciara que no postularía nuevamente para estar a la cabeza del Gobierno Cubano, hoy, luego de la elecciones cubanas, se ha marcado un hito histórico en la revolución socialista cubana pues ya no estará a la cabeza de la isla la denominada “generación histórica”, como se les llama a quienes lucharon en la guerra revolucionaria contra la dictadura de Fulgencio Batista y que dieron inicio así al proceso socialista en Cuba.
Así la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular electa durante el 11 de marzo la que en estas dos jornadas pasó a votar por quienes serían los nuevos rostros que dirijan los destinos de Cuba, recayendo en Miguel Díaz-Canel la máxima investidura de Presidente del Consejo de Estado Cubano y la dirección del país y la continuidad de las nuevas generaciones con el legado de la generación histórica que fundó la Revolución cubana.
En su discurso Miguel Díaz-Canel hizo un reconocimiento al liderazgo a los Comandantes de la Revolución, «quienes al estar en esta sala nos dan la oportunidad de abrazar la historia»
Con esta legislatura —destacó— culmina el proceso eleccionario de los últimos meses que el pueblo ha llevado a cabo consciente de su importancia histórica. El pueblo ha elegido a sus representantes atendiendo a su capacidad para representar a las localidades, sin que mediara una campaña, sin corrupción ni demagogia. Los ciudadanos han distinguido a personas humildes, trabajadoras y modestas, como sus genuinos representantes, los cuales participarán en la aprobación e implementación de las políticas aprobadas.
En su opinión, «este proceso ha contribuido a la consolidación de la unidad en Cuba».
«Asumo la responsabilidad con la convicción de que todos los revolucionarios, desde cualquier trinchera, seremos fieles a Fidel y a Raúl, líder actual del proceso revolucionario», destacó el nuevo Presidente de Cuba.
Ratificó que la política exterior cubana se mantendrá inalterable. Cuba no aceptará condicionamientos. Los cambios que sean necesarios los seguirá haciendo el pueblo cubano, agregó. «Tendremos que ejercer una dirección cada vez más colectiva. Fortaleciendo la participación del pueblo», resumió.
No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo lo Revolución en todos estos años. Vengo a cumplir el programa que nos hemos impuestos con los lineamientos del Socialismo y la Revolución, subrayó acerca de sus principales objetivos de trabajo.
Y en cuanto a los enemigos del proceso revolucionario, dijo: Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya la obra de la Revolución. Seguiremos adelante sin miedo y sin retrocesos; sin renunciar a nuestra soberanía, independencia, programas de desarrollo, e independencia.
«A quienes por ignorancia o mala fe dudan de nuestro compromiso, debemos decirles que la Revolución sigue y seguirá», aclaró pues «el mundo ha recibido el mensaje equivocado de que la revolución termina con sus guerrilleros».
Fuente; Granma.