Durante el día martes la Presidenta Bachelet, ante la presencia de organizaciones como el Movilh, Acción Gay, Todo Mejora, Iguales, el MUMS y la Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio, firmaba el proyecto de ley de matrimonio igualitario que consiste en el cambio de la definición de matrimonio en el artículo 102 del Código Civil, sustituyendo la parte que señala que es entre un hombre y una mujer, por “unión entre dos personas”. También se adopta el concepto de ‘cónyuge’ y el régimen patrimonial estándar será el de separación de bienes, por último incluye la adopción homoparental, sumando la posibilidad que parejas adopten hijos de una de las partes. También elimina la conducta homosexual como causal de divorcio por culpa.
Lo curioso de todo el acto fue una cita de la mandataria durante dicho momento “histórico”, dicha cita fue del escritor y artista visual, Pedro Lemebel. “Hablo por mi diferencia. Defiendo lo que soy. Y no soy tan raro” fueron las palabras que Bachelet citó. Si bien el fallecido escritor también creía que esto era un avance para los derechos de la diversidad sexual, su real opinión sobre el matrimonio igualitario distaba bastante de lo que se cree.
Al respecto en una entrevista dada por él a Juan Francisco Coloane hecha el 2011 y publicada el 2014, Lemebel dio su opinión señalando; “Que se casen con el gato si quieren, pero yo nunca luché por el casamiento gay. Vengo de otro tiempo que cuestionaba la burguesa postal familiar. Éramos locas feministas, anarcas que peleábamos por la liberación de ese tipo de instituciones. Ya había pasado la política del emparejamiento de iguales. Por eso sospecho de este destape con portaligas.”
Parte de la entrevista sobre el tema señala;
Coloane – En este sentido, tú has roto con todos esos prejuicios, te sientes solo o acompañado en esta lucha.
Lemebel – Creo que ni solo ni acompañado, me siento parte, en una parte diferenciada de ese todo. Defiendo el derecho a la diversidad. Hace mucho tiempo deje atrás el concepto de igualdad. ¿Igual a qué? Yo peleo por la diferencia y así lo expresé en mi manifiesto del año 86.
C – ¿Y la sociedad está preparada para eso?
L – En este país pacato y de misa dominical, le queda perfecto el tipo de homosexualidad del buen vestir y del bien vivir y del buen pasar, domesticada, asustada, formateada por el poder. Esta homosexualidad simétrica al varón, claro que hay un mundo preparado para eso, no es que esta homosexualidad se haya ganado un lugar dignamente; el neoliberalismo le ha hecho un cuartito rosa a esta situación gay cómoda y conservadora, que se quieren casar de blanco en la catedral.
C – No son concesiones deseadas.
L – ¿En qué sentido?
C – A los grupos de minorías sexuales que piden matrimonio y otras reivindicaciones.
L – Que se casen con el gato si quieren, pero yo nunca luché por el casamiento gay. Vengo de otro tiempo que cuestionaba la burguesa postal familiar. Éramos locas feministas, anarcas que peleábamos por la liberación de ese tipo de instituciones. Ya había pasado la política del emparejamiento de iguales. Por eso sospecho de este destape con portaligas.
C – Pero como ves ahora el matrimonio homosexual.
L – Se pueden enamorar, convivir, amancebar y pueden adoptar hijos o mascotas, pero más que repetir la ceremonia nauseabunda de la boda, debe existir un universo cambiante, múltiple, trans, libertario y diferenciado, más progresista, más arriesgado, locas políticas que se casen con la revolución del deseo, de todos los deseos sociales de los oprimidos.
C – No es una contradicción ser homosexual y de derecha.
L – Debiera serlo, pero ya no me clausuro en los paradigmas de la homosexualidad ideal. También hay homosexuales de derecha por moda, por oportunismo, por farándula. Como en dictadura se protegían diciendo que tenían un tío general, almirante o coronel. Era una frivolidad, un juego con el poder a falta de biografía política. Aunque esta homosexualidad neoliberal que se apropia ahora de nuestras marchas históricas, es más perversa, porque está infectada con el mercado y hay que oponer resistencia.