Este 28 de abril el Colegio de Profesores se manifestó respecto a los resultandos del SIMCE 2016, donde la Agencia de la Calidad de la Educación sacaba cuentas alegres, esto porqué las cifras de la prueba de medición aunque refleja que se mantiene una histórica brecha socio económica en los resultados de matemáticas la prueba obtuvo buenos resultados en otros ámbitos como mejoras en brechas de genero y compresión lectora, donde la agencia recalca hay un desafío . En un comunicado el gremio pide retirar el SIMCE como un elemento de medición de la educación ya que se maneja en una lógica productivista , transforma los resultados en un ranking de establecimientos y empuja la labor docente en pos de adiestrar estudiantes para responder pruebas estandarizadas.
Comunicado del Colegio profesores ante la entrega de los resultados del SIMCE.
A las comunidades educativas de todo el país y la ciudadanía.
La Agencia de Calidad de la Educación publicó los resultados del SIMCE 2016. Podemos valorar que la presentación del informe por primera vez destaca elementos y variables no considerados anteriormente, como indicadores de desarrollo personal y social (autoestima académica, motivación escolar, hábitos de vida saludable, etc.). Sin embargo, el SIMCE sigue siendo una prueba que se convierte en un ranking de establecimientos educacionales y, por tanto, que categoriza y estigmatiza. Nosotros no creemos que los resultados de pruebas estandarizadas, que miden una parte del currículo, puedan ser un indicador válido sobre cómo la escuela desarrolla todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. El notorio interés público por los resultados que entrega el SIMCE y su enorme despliegue mediático dan cuenta de una herramienta que partió siendo considerada un medio y que terminó transformándose en un fin para el sistema educacional.
Respecto al área específica de Lenguaje, compartimos la preocupación respecto al poco hábito que evidencian los niños y jóvenes por la lectura. Pero esto no es casual: el SIMCE ha estandarizado todo, también la lectura, ha ido encasillando qué y cuándo se lee, ha convertido la lectura en un acto instrumental, funcional a la prueba y, como consecuencia de ello, ha producido agobio, haciendo que la lectura por placer y libre elección vaya perdiendo terreno. Por ende, no debiera sorprender el lamentable distanciamiento de las nuevas generaciones con los libros. También llama la atención el estancamiento en el periodo 2010 – 2016 en Comprensión de Lectura y en Matemáticas, la variación en 4tos y 6tos Básicos es mínima. Es decir, con todo lo que se invierte, con todo lo que se focaliza y con todo lo que se presiona a estudiantes y docentes, el SIMCE no ha cumplido su promesa original de mejorar la educación chilena, como argumentan sus ideólogos y sus defensores. Y en relación a las diferencias de resultados según GSE, nos parece insólito que cada año se gasten miles de millones para una prueba que reafirma una y otra vez lo mismo: la brecha entre ricos y pobres se mantiene y la escuela sigue reproduciendo la desigualdad de nuestra sociedad.
Como Colegio de Profesores nos preocupa que con el SIMCE los niños y jóvenes terminen siendo un número, que pierdan su identidad y que padezcan las presiones por rendir en estas pruebas. Nos preocupa que los profesores sean empujados a focalizar su labor en adiestrar para pruebas estandarizadas en vez de educar. Nos preocupa que la política educativa imponga una lógica productivista. Hoy está más que acreditado que es profundamente incorrecto asimilar un resultado SIMCE a una expresión de calidad de la educación, las evidencias nacionales e internacionales son demasiado contundentes al respecto. Sin embargo, en nuestro país se persiste en mantener el carácter censal de esta prueba y se hace un manejo comunicacional de sus resultados que sobredimensiona su valor y, lo que es peor, se utilizan sus resultados para justificar decisiones de política educacional de claro sesgo ideológico.
Chile debe terminar con las lógicas estandarizadas de la educación, de las cuales el SIMCE es uno de sus estandartes. Estas mediciones no cumplen su promesa de ayudar a mejorar los aprendizajes y a la vez generan graves distorsiones en los procesos pedagógicos.
Llamamos a reflexionar críticamente en torno al SIMCE y sus resultados: educar no es producir salchichas.